martes, 5 de julio de 2011

eusebio alas


dibujo: Liniers (un grande)



Eusebio se ataba los cordones a una pata del escritorio, para no volarse. De chiquito ya le ponían zapatos con suela de plomo y una bufanda larga de colores vivos, por si se descalzaba.
- Que plumita su hijo – pronosticó la partera – va a llegar muy alto, tiene el cielo adentro.
Aunque después lo educaron cargándole de futuro los huesos y de fórmulas la cabeza. Así era el aire por aquellos días; Con más kilos de obligaciones que moléculas de oxígeno. Cuanta ausencia salvaría su destino de oruga en tanto mundo de pulmones llenos.
Esa tarde, por fin vacío, se levantó de la silla, abrió la ventana y salió a buscarla. Los informes se quedaron esperando entre musiquitas de teléfono descolgado.
Cruzando los edificios cerró los ojos y ensayo volando su poesía:
-Que los besos infinitos son la medida exacta de los milagros, y los abrazos sin aliento, el descanso del tiempo- y que también volando, se lo diría. Eusebio que se encontraba. Eusebio que se perdía.

2 comentarios:

Lorena dijo...

Ale... qué hermoso cuento!!! de los textos más lindos que leí en los últimos tiempos... me encantó. Te felicito porque cada vez más descubro y redescrubro tu alma tan linda. Con pocas palabras, en este escrito, me hiciste sentir/pensar e identificarme de una manera cálida y profunda.
Besos!

Pd. fijate lo que te dije de los comentarios que siguen sin aparecer en tu blog!

Maria dijo...

Coincido con Lorena, es tu alma tan linda.. celebro que dejes salir a los Eusebios a volar, y que te pierdas como el.
Vuela mi alma cada vez que le arrimas un texto..
Gracias por estos viajes tan hermosos..!!